A continuación, podrán conocer el relato dramático de Whitney, una querida paciente que tras su trabajo psicoterapéutico; deseó compartir su historia. Ella, cree que si comparte su historia podrá ayudar a otras madres que habrían sufrido como ella; les mostrara cómo vivió su duelo de forma resiliente, sin perder la fé y decidiendo honrar tanto su vida, como la de Amanda.
Mi nombre es Whitney Perozo y quiero compartirles esta historia. Siempre me dije que me gustaría tener un bebe a la misma edad que mi mamá me tuvo, 30 años, quede embarazada en diciembre del 2017 con 29 años, cuando me llegó el correo del laboratorio no lo podía creer, tenia un cúmulo de emociones juntas, no sabía si gritar, brincar o llorar, por mi cabeza pasaban tantas cosas que al final decidí disfrutar cada día, todo marchaba bien hasta el control del sexto mes, la doctora cuando estaba haciendo el eco decía: No veo el corazón ni el hígado, su mano está rara me fui poniendo nerviosa y la bebé lo sintió, se puso de espalda y no dejó verse más, en ese momento el diagnóstico fue hacerme la amniocentesis.
Sin entender lo que sucedía tome mis cosas le dije gracias a la Dra. y nos montamos en el carro, lo primero que dije fue:
“Quiero una segunda opinión”
y así fue nos vimos con dos especialistas e indicaron que la bebé tenia problemas que lo recomendable era abortar ya que las probabilidad de vida al nacer era mínimas, a partir de ese día comenzaron más exámenes para tener un diagnóstico completo, un médico decía una cosa el otro otra, entre lágrimas, temor uno de los médicos me indica que habían dos opciones o abortar o llevarla a término considerando que podía nacer y morir.
Pase días llorando orando pidiéndole a Dios que me iluminará y me diera sabiduría para tomar la mejor decisión y así fue, un día antes de mi cumpleaños dije:
“Decido llevarte a término Amanda y que sea lo que Dios quiera”
y así fue… me disfrute al máximo los tres meses restantes, comimos de todo, nos disfrutamos cada instante él una de la otra. Finalmente Amanda Patricia nace cuando Dios lo dispuso un domingo 09 de septiembre a las 11:07 A.M. luego de tres días de contracciones, me hacen la cesárea; confieso que estaba muy asustada, la anestesia no hacía efecto, cuando me dicen: “te vamos a volver anestesiar y esta vez será completa”, no quería con todo lo que me habían dicho los médicos, no quería perderme nada de su nacimiento, comencé a auto-regularme y poco a poco fue haciendo efecto, comenzaron abrir hasta que escuche su llanto, lo primero que pensé fue “no murió gracias dios” y las lágrimas comenzaban a salir de alegría, ese domingo no pude verla porque fue directo a la incubadora y terapia neonatal, la vi al dia siguiente, pude tocarla, pude hablar con ella, tenía un tubito en la boca, la Dra. me decía que no podía tragar y eso le permitía que no se ahogara, Amanda fue sometida a una operación que duró más de siete horas, trataron de hacer la conexión entre el esófago y el estómago pero no fue exitosa, su corazón dejo de latir por un momento y entre tantas complicaciones salió de la operación muy delicada, no me dejaron verla ese día, eran casi las 12.
El mundo se me vino abajo
al día siguiente al verla como le costaba respirar luchando por seguir con nosotros, me fui en llanto y le pedí a Dios “Si tu voluntad es llevártela que lo hiciera que por favor no la hiciera sufrir más, aquí en la tierra podíamos con ese dolor de que ella no esté” ese día el médico la examinó y dijo que estaba delicada y que se iba a recuperar y que más adelante había que hacerle otra operación, rezamos mucho pedimos por ella, el jueves 13 de septiembre me dicen que le había dado un paro respiratorio y que luchó mucho hasta que murió.
Ese día la Dra. me permite verla, cargarla, vestirla y agradecerle por toda esa hermosa experiencia que vivimos juntas, Mi hija era hermosa como me lo imaginaba cuando dormía! Amanda fue cremada y sus cenizas fueron esparcidas en una parte del pulmón de Caracas-Venezuela…
Fueron días de mucho mucho llanto de culparme por lo que le había pasado, de tener pesadillas muy feas, de muchas noches sin dormir y largos días durmiendo, hasta el día que visite a Keiko para hablar sobre lo que me había sucedido y una vez que termine de contarle me dice:
“No estás viendo lo que ella hizo”
yo sin entender le digo no, y su respuesta fue:
“Hizo exactamente lo que tú hiciste por ella… luchar…”
Hasta ese día llore y deje de culparme por su partida y agradecer todos los días por esa maravillosa experiencia de ser la madre de un Ángel, Amanda Patricia…
No estoy sola, Dios y ella conmigo siempre…
Gracias Keiko, Gracias por siempre estar allí, Gracias por re-encuadrarme, Gracias miles!!
TODO MI AMOR SIEMPRE! MI AGRADECIMIENTO ETERNO, PARA MI ANGEL Y MI WHIT!!!
Eres una mujer valiente amiga, y tu bebita fue un angelito que Dios te envío 🙏