Probablemente sientas que todos los psicólogos nos concentramos solo en ver las cosas positivas; cómo habilidades asertivas, cognitivas, sociales y conductuales, la capacidad de estabilidad, los logros alcanzados, los recursos disponibles, las motivaciones o el apoyo familiar con el que cuenten. Pero no es así siempre, de hecho a mi me gusta reforzar, identificar y concentrarme tanto en las bondades del paciente, como en sus puntos débiles u oportunidades de mejoras; esas que no ha creado, las que ignora o que no sabe cómo lidiar por falta de experiencia, por incapacidad, por repetición, por miedo, porque le cuesta salir de su zona de confort, por el nivel de expectativas y/o simplemente porque las experiencias vividas pudieron ser percibida como traumáticas.
Quizás te preguntes porque me enfoco en general en el paciente,
sin diferenciar en lo que tiene y lo que le falta; pues porque en psicoterapia todos tenemos la habilidad de mejorar y de tratar de estar lo mejor que se pueda estar, cuando se decide cambiar.
Durante el proceso psicoterapéutico es común que mis pacientes sean entrenados para prepararse incluso para los peores escenarios y para tocar fondo.
Las razones son fáciles:
- Puede ocurrir, en algún momento.
- Si ocurren, tendrá más oportunidades de responder adecuadamente
- Para qué valore lo que tiene, lo que le falta o sobra.
- Para que las probabilidades o anticipación, no lo agobien
- Para que sepa que incluso si ocurre no hay razón por pensar en el fin; porque tocar fondo es también
una oportunidad para nutrirnos, aprender, resurgir de sus cenizas, e incluso con más fuerza o resiliencia.
Si has tocado fondo pero no sabes cómo seguir adelante, si te paraliza el fracaso o simplemente te abrumas en las cosas que falta; entonces, te invito a solicitar tu cita para psicoterapia y descubrir un sin fin de opciones.
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